En video, los excesos militares en Nuevo Laredo

El abogado que asesoró a Raúl Tercero Arreola, tío de uno de los tres civiles que fueron ametrallados por tropas de la Sedena en Nuevo Laredo el pasado 3 de julio, reprocha que el titular de la dependencia, general Luis Cresencio Sandoval, diga que “se está investigando”, cuando es evidente que “se trató de una agresión excesiva por parte del personal castrense”. Raúl, tío de Damián Genovés Tercero, cuenta que un soldado le entregó una memoria USB con el video del ataque y de cómo fue ultimado su sobrino.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Durante más de 20 días Raúl Tercero Arreola tuvo en su poder una memoria USB sin conocer su contenido ni saber qué hacer con ella. Se la dio un soldado que estaba fuera de un vehículo militar frente a la delegación de la Fiscalía General de la República (FGR) en Nuevo Laredo, Tamaulipas.

El pasado 6 de julio, Tercero Arreola, de 43 años, se acercó a ese soldado de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) con el propósito de pedirle ayuda económica para sepultar a su sobrino Damián Genovés Tercero –a quien consideraba un hijo–, cuyo cuerpo estaba en la funeraria Valdez, a donde llegan los fallecidos en la vía pública en esa ciudad fronteriza.

Damián, de 18 años, era uno de tres jóvenes atados de pies y manos que estaban en una camioneta en la que viajaban otras nueve personas, presuntos integrantes del crimen organizado, quienes, de acuerdo con la Sedena, la madrugada del 3 de julio presuntamente dispararon contra un convoy militar que patrullaba la zona conurbada de Nuevo Laredo. En el operativo los 12 ocupantes resultaron muertos.

“Yo le dije al soldado que mi hijo era de los que estaban secuestrados y en el tiroteo habían muerto; se conmovió. De la bolsa de su pantalón sacó un billete de 20 pesos y me dijo: ‘Tenga, busque ayuda profesional de licenciados de confianza’. ¡Nunca me imaginé que una USB estaba enrollada en el billete!”, dice Tercero Arreola.

Cuenta que el soldado le confesó que él había estado en el operativo del 3 de julio, tras el cual los 12 fallecidos –incluidos los tres jóvenes que estaban cautivos– fueron presentados como integrantes del crimen organizado, de acuerdo con la carpeta de investigación 1271/2020 abierta por la delegación de la FGR y que se integró sólo con la versión de los militares.

Cuenta: “No me dijo su nombre ni le vi el rostro, porque llevaba un pasamontañas. Era güero, alto. Me dijo que ellos no estaban mucho tiempo aquí, que ellos nomás estaban de 10 a 15 días, que venían en apoyo de Nuevo Laredo.

“Él estuvo en el enfrentamiento. Me dijo: ‘No me gustó lo que hicieron mis compañeros; no estoy de acuerdo en eso’. Habían matado a un ciudadano inocente que les estaba pidiendo auxilio; en vez de ayudarlo lo mataron ellos mismos.”

Después de recibir el billete y desenrollarlo, Raúl se encaminó nuevamente a la funeraria Valdez, para estar cerca de su sobrino Damián. 

Este texto es un adelanto del reportaje publicado en el número 2287 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 30 de agosto de 2020.

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