CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).– Una misa fue preámbulo de una marcha que, a seis años de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal “Raúl Isidro Burgos”, exige cada mes y destacadamente cada año, la aparición con vida, el castigo de los culpables, la exigencia de que el Estado Mexicano admita su responsabilidad.
Ya lo hizo. E inclusive pidió perdón horas antes, en Palacio Nacional, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador admitió que fue el Estado para comprometer, por segundo año consecutivo, la investigación hasta el final, ofreció resultados con otras autoridades y justificó la lentitud que con prisas luego las cosas le salen mal.
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Ahí mismo, María Martínez, madre de Miguel Ángel Hernández Martínez, le advirtió que no dejarán las calles hasta el final. Lo dijo a nombre de los padres que, cargando los retratos amplificados de sus muchachos partieron esta tarde, en punto de las 4:00 del Ángel de la Independencia al Zócalo capitalino, receptáculo de protestas en una jornada de inconformidad.
Porque ahí está el campamento del Frente Nacional AntiAMLO (Frena) que exige la renuncia del presidente y alerta por la “amenaza comunista”, ahí ha llegado un contingente de cientos que apoya al inquilino de Palacio Nacional; ahí están otros reclamos que, en corredores metálicos de vallas y precintos de seguridad, intentan hacerse escuchar.
Policías y vallas metálicas intentarán evitar enfrentamientos entre manifestantes por el caso Ayotzinapa e integrantes de Frena en el Zócalo. Video: Octavio Gómez https://t.co/4HKUvNIsCE pic.twitter.com/sDVGSQ6QV3
— Proceso (@proceso) September 26, 2020
Las familias avanzan, por Reforma, siempre Reforma. Avenida de persistentes peregrinares que desde Ayotzinapa abunda en Antimonumentos, esa forma de protesta inamovible por los agravios del Estado que ha de ser el lugar donde playeras azules de rostros descolocados desde hace seis años, alzan la voz en su abogado y defensor, Vidulfo Rosales.
La marcha tiene un cariz distinto. Rosales recuerda que el paso del tiempo no ha sido fácil, que fueron cinco años de una investigación retorcida y uno de avances. Justo como lo dijo hoy, pero más temprano, el fiscal general Alejandro Gertz Manero, la llamada “verdad histórica” del sexenio pasado, “colapsó”.
Ellos, los padres, han sido persistentes. En sus consignas históricas ya, remontan al viejo reclamo: Ahora se hace indispensable, “presentación con vida y castigo a los culpables”.
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La palabra de los padres es representada por Felipe de la Cruz, que reitera lo dicho por la mañana por María Martínez: agilicen las investigaciones. Porque, en efecto, han transcurrido seis años sin respuestas completas y porque seguirán en las calles hasta que todo se aclare:
“Estamos aquí en las calles junto con los padres exigiendo la aparición con vida de nuestros 43 hermanos y que para esos hermanos caídos no exista miedo en la justicia. Exigimos al presidente que agilice la investigación como se debe y que no sea como el anterior gobierno”.
Es marcha para la indignación, para mantener viva la exigencia de justicia, pero el llamado es a una ocupación pacífica del Zócalo, un arribo que no confronte, deje el mensaje en el epicentro del poder mexicano y salga de ahí en paz.
Así avanzan.
“Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, surge atormentado el coro, acento guerrerense tan conocido ahora en la expresión que viene de lejos, de los años 70 y la llamada “guerra sucia” que no encontró justicia hasta hoy y con la que, se ha repetido con insistencia, no quieren que vuelva a pasar.
Manifestantes detonaron petardos en el Centro Histórico. Uno de ellos pudo ser escuchado en la transmisión de la conferencia de prensa sobre el avance de la pandemia de coronavirus en México, que se realiza en Palacio Nacional. Video: @DianaAvilaHdz pic.twitter.com/PZFXqr1npf
— Proceso (@proceso) September 27, 2020
Por las calles que intersecan por Reforma. Juárez y 5 de Mayo, la nomenclatura ha variado. Los nombres de los muchachos desaparecidos aún, cubren los de las vialidades en una intervención urbana que el gobierno capitalino ha dejado pasar.
Sí, la coexistencia de protestas es tensa. Pero no hay conflicto. Los de Frena se quedan en el perímetro que las autoridades colocaron para evitar la confrontación; los simpatizantes del presidente López Obrador se suman a la marcha y encuentran cierto eco en el coro: “el que no brinque es Frena”.
Un pequeño grupo, encapuchado, se aparta hacia el frontispicio de Palacio Nacional y en las puertas pintan con aerosol el reclamo por los 43 y alguna afirmación de expulsión al mandatario que, sin embargo, es reconvenida desde el templete de los padres.
El llamado es a evitar las pintas y los actos vandálicos. La confrontación es prevenida. Y más o menos solucionada.
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La emotividad va más allá de contar del uno al 43. Los jóvenes no son números y el pase de lista es tremendo porque a cada uno de los nombres de los muchachos, se añade “presentación con vida”.
De pronto, el viejo himno de las izquierdas resuena en la Plaza de la Constitución: Venceremos, es entonación que marca el final de la actividad de lucha, conmemoración y reclamo, preámbulo pues del alejamiento de los padres rumbo a sus autobuses, esos que los han llevado a recorrer una y otra vez la Autopista del Sol y que, antes de abordar, persiste en la proclama:
“Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.
El Gobierno de la Ciudad de México desplegó a 2 mil 500 policías durante la marcha por el sexto aniversario de la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa. Video: @DianaAvilaHdzhttps://t.co/crrEk5gN23 pic.twitter.com/qeyZOt9h1I
— Proceso (@proceso) September 27, 2020
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