Altos de Chiapas: dos años y medio bajo las balas

De marzo de 2018 a la fecha las localidades del municipio de Aldama, en la región de los Altos de Chiapas, han vivido bajo fuego, lo que ha provocado el desplazamiento de más de 2 mil personas y una hambruna que, de no atenderse, puede convertirse en crisis humanitaria. Sus habitantes afirman que la violencia proviene de Chenalhó, cuyos pobladores a su vez se dicen víctimas de los ataques. Activistas y organizaciones pro derechos humanos piden al gobierno frenar esa violencia y desarmar a los grupos paramilitares que operan de manera impune.

ALDAMA, CHIS. (Proceso).- Desde marzo de 2018 algunas localidades de los Altos de Chiapas han vivido bajo las balas. En ese periodo, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba) ha documentado más de 300 ataques a tiros que han provocado siete muertos y una veintena de heridos. Esa inestabilidad ya provocó el desplazamiento forzado de más de 2 mil personas y una hambruna generalizada en ese entorno.

La disputa entre pobladores de Chenalhó y Aldama por 60 hectáreas –pleito que data de mediados de los setenta del siglo pasado– es el origen de esta estela de violencia que el gobierno estatal no ha frenado pese a las reiteradas demandas de organismos defensores de los derechos humanos locales, nacionales e internacionales.

De 1975 a 2015 los pobladores de las comunidades de Aldama trabajaron esas tierras sin problema. Todo empezó cuando los habitantes de Chenalhó desconocieron un Convenio de Finiquito Agrario de noviembre de 2009 y reclamaron las tierras. Y a principios de 2018 se agudizó el conflicto y empezaron los ataques. 

Los poblados de Xuxch’en, Koko’, Tabak, San Pedro Cotsilnam, Yetón, Ch’ivit, Tselejpotobtik, Juxtón, Ek’el, Nech’en y la cabecera municipal de Aldama han sido blanco de los disparos de sus vecinos de Chenalhó: Oxch’om, Slumka, Tok’oy, Tojtik, Curva Tontik, Alcantarilla, T’elemax, Vivero Colado, Chino, El Rancho, T’ul Vits, Vale’tik, Ontik, Xchuch te’, Templo, Sector Santa Martha y Chalontik Tijera Caridad.

La tarde del pasado 17 de julio ocurrió una agresión contra la comunidad de Koko’. En la refriega murió María Luciana Lunes Pérez, una niña de 13 años que fue alcanzada por las balas procedentes de Nech’en mientras trabajaba en un telar de cintura afuera de su casa. 

Pero del viernes 14 al martes 18 el Frayba documentó más de 56 ataques a tiros; y aunque alega que todos venían de las montañas de Chenalhó, el único muerto en esta jornada violenta fue Javier Sántiz Pérez, de Santa Martha, Chenalhó. 

Este texto es un adelanto del reportaje publicado en el número 2286 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 23 de agosto de 2020

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