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Y la comunicación con los mercados se volvió un deporte de riesgo
Vamos para allá, hay que ir al grano. Todos teníamos una vida hasta el 12 de marzo, y desde el 12 de marzo hemos tenido otra. No nos engañemos, las cosas no van a cambiar. Esta es la nueva normalidad, la nueva forma de ver el mundo.
Esa es la nueva realidad, como lo es el hecho de que los inversionistas están más ávidos de comunicación que nunca, esperan mirar a los ojos a los CEOs y directores financieros – aunque sea por Zoom – y esperan más información, más transparente y más rápida que nunca.
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Eso no va a cambiar en los próximos 30 años. Lejos de los tiempos de Bernays y de Bracken, esa es la nueva realidad inamovible de la comunicación las empresas cotizadas, fondos de inversión, y startups en búsqueda de financiamiento.
Hay que quedarse con algo. Los que nos dedicamos a comunicar las posiciones financieras de las empresas y a cerrar el gap que existe entre la valoración y la percepción de las compañías, hemos aprendido que como consecuencia del COVID-19, ya no vale sólo presentar resultados cuando nos obliga el mercado o cuando nos lo piden los ventures.
Gracias a la tecnología, al Big Data y a la Inteligencia Artificial se puede conocer al milímetro cómo respiran los inversionistas, y se sabe que lo que se va a pedir las próximas dos décadas es absoluta transparencia.
Transparencia acompañada de una narrativa honesta, comunicada de una manera rápida y reforzada con los datos que permiten tomar decisiones a los CEOs y CFOs.
Desde marzo del 2020 hemos aprendido que la economía se ha zoomificado y que hay preguntas específicas que necesitan respuesta.
Los inversores que participan de los mercados financieros quieren saber, sobre todo, si su empresa tiene viabilidad y qué decisiones ha tomado para garantizar su supervivencia a largo plazo y defender su posición de caja. Y también quieren saber cuál es su estrategia a mediano y corto plazo.
Repítaselo una y otra vez, y cuénteselo a su agencia, o a su asesor de Relaciones con Inversores. Si quieren sobrevivir a la pandemia en el desastre apocalíptico que se avecina, y quieren salir reforzados, tienen ustedes que responder a las preguntas que hacen los mercados.
Y especialmente a una: ¿Qué está haciendo usted para que su empresasobreviva al futuro?
Quizás, con eso, puedan ustedes garantizar el apoyo inversor en este futuro distópico al que nos dirigimos. Quizás, con eso, puedan competir en un mercado superpoblado y puedan hacerlo incluso de acuerdo con las obligaciones regulatorias.
En marzo, todos nos volvimos un poco más humanos, nos unimos más que nunca y nos separamos más que nunca. Desde marzo, los mercados han sido una montaña rusa de emociones donde los precios varían de un segundo a otro segundo y donde las subastas de volatilidad ya ni nos sorprenden.
La comunicación financiera y la relación con los inversionistas se ha convertido, en este año en un deporte de riesgo, que obliga a ser digitales, transparentes y rápidos. Es justo eso lo que se necesita en estos tiempos tan difíciles.
Ser tecnológicos, claros, honestos, ágiles y efectivos a la hora de comunicar y de compartir una narrativa. Sin esto, es muy probable que todo se caiga y se pierda.
El que triunfe en este deporte contará con el apoyo de los inversionistas y de los mercados para los próximos 20 años. El reto está en adquirir el equipo o equipamiento necesario. Hoy más que nunca se necesita ser disciplinado en materia de comunicar.
Ramón Pedrosa-López, presidente en The Paloma Project.
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Y la comunicación con los mercados se volvió un deporte de riesgo
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