Los riesgos de militarizar los puertos

Especialistas en transporte marítimo señalan que la decisión presidencial de entregar la seguridad de los puertos del país a la Secretaría de Marina puede afectar la operación de esas terminales, de las que depende casi la tercera parte del comercio internacional mexicano. Les preocupa también que el aprendizaje de la nueva autoridad tenga un alto costo.

 

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– El presidente Andrés Manuel López Obrador abonó a la incertidumbre en el país al anunciar que la Secretaría de Marina (Semar) tomará las riendas del sistema portuario, decisión que ya provocó la renuncia del titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Javier Jiménez Espriú, y podría afectar el flujo comercial y obstaculizar las inversiones en los puertos mexicanos.

El director general de Puertos de dicha dependencia, Fernando Bustamante Igartúa, señala en entrevista: “Estamos intentando dar los argumentos para conservar la operación portuaria. Siempre la salida de un secretario causa de este tipo de incertidumbres. Ahora tenemos que ver qué directrices trae el nuevo secretario, Jorge Arganis Díaz Leal, por parte del presidente y podríamos opinar un poco más. Pero siempre hay incertidumbre cuando hay este tipo de cambios o declaraciones”.

Como autoridad responsable en materia de puertos y de la instrumentación de políticas y programas para propiciar el desarrollo estratégico y sustentable de los puertos y litorales del país, Bustamante Igartúa advierte:

“Actualmente todo esto se lleva a cabo bajo un régimen civil y mercantil; en una relación contractual entre las Administraciones Portuarias Integrales (API) y los cesionarios. Habría que ver cómo se modificaría. Se debe tener mucho cuidado de no alentar y entorpecer el flujo logístico. Es muy peligroso que eso ocurra, que el exceso de condiciones de seguridad, que además no están reguladas por la SCT, sino por las aduanas, que están dentro de las atribuciones del Servicio de Administración Tributaria, tenga impacto en el comercio nacional y pueda ahuyentar a las mismas líneas navieras y eso impactaría muchísimo a México y a los inversionistas en los puertos y a los operadores”.

En su carta de renuncia dirigida a López Obrador, Jiménez Espriú argumentó su salida de la siguiente manera. “El motivo, que le he expresado personalmente, es mi diferendo por su decisión de política pública, de trasladar al ámbito militar de la Secretaría de Marina (Semar), las funciones eminentemente civiles de los Puertos, de la Marina Mercante y de la formación de marinos mercantes, que ha estado a cargo de la SCT desde 1970”.

El ingeniero lamentó “profundamente no haber tenido éxito en transmitirle mi convicción y mi preocupación sobre la grave trascendencia que tiene esta medida para el presente y el futuro de México, tanto en lo económico como lo político”.

Los puertos mexicanos son nodos logísticos donde convergen el transporte marítimo con el ferroviario y el carretero para conectar a los centros de producción o importación de insumos y diversos productos con los puntos de consumo del territorio nacional. De hecho 31.6% del comercio internacional de México se mueve por vía marítima. El 34% de las importaciones y 21% de las exportaciones se realizaron por dicha vía.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 2282 de la revista Proceso, ya en circulación.

 

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