Las cuentas del INAH de Diego Prieto

El director de la institución de salvaguarda patrimonial expone en entrevista los “esfuerzos y ajustes” para compensar los reveses de la austeridad y la pandemia. Este año se recuperará más de 75% del presupuesto disminuido, dice –y rechaza llamarlo “recorte”–, sin anticipar cifras pues “no puedo comprometer a las autoridades hacendarias a darme un recurso que todavía no he acordado”. Y afirma con optimismo –a contracorriente del oscuro panorama de académicos nacionales e incluso extranjeros–: “¿Qué tal si le doy una cantidad y es más la que se puede conseguir?”.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Sin asomo de duda, el antropólogo Diego Prieto afirma que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), del cual es titular, recuperará en lo que resta de 2020 más de 75% del presupuesto que ahora se le disminuye como resultado de la política de austeridad del actual gobierno y de la crisis por la pandemia.

“Hay que hacer cuentas”, dice al asegurar que no puede adelantar exactamente cuánto le devolvería la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para compensar el recorte, calificado como brutal por académicos y trabajadores del propio instituto.

Asimismo, colegas suyos de instituciones nacionales y extranjeras han enviado al presidente López Obrador cartas en las que expresan solidaridad al INAH y honda preocupación por su subsistencia, a 81 años de su fundación.

Para salir adelante, Prieto se basa en dos cantidades: un apoyo de 410 millones de pesos adicionales, y la recuperación de 537.6 millones por autogenerados que le otorgaron al instituto en 2019 las secretarías de Cultura (SC) y Hacienda, con lo cual ejerció un monto mayor que el total presupuestado por la Cámara de Diputados de 4,974 millones 817,389 pesos.

El año pasado, “sin pandemia, sin recorte y con un déficit de origen” que arrastra desde hace tiempo la institución (más de 900 mdp), se compensaron sus problemas presupuestarios con ese apoyo:

“Eso es lo que vamos a hacer, la estrategia está clarísima.”

Añade que se tramita ya la devolución de lo que pudo recaudarse entre enero y los primeros 20 días de marzo de 2020 (alrededor de 230 mdp), y se verá también qué ingresos excedentes se pueden recuperar para compensar, pero “ahora mismo no tenemos un problema inmediato de falta de liquidez, porque nos hemos hecho cargo de un gasto austero, escrupuloso, cuidadoso y de atender algunos ahorros posibles”.

El funcionario rememora los hechos que modificaron el presupuesto del instituto para 2020, originalmente de 3,918 mdp:

  • El Decreto de Austeridad del día 23 que disminuye en 75% los capítulos 2000 y 3000, correspondientes a servicios generales y gastos de operación.
  • La circular que la Secretaría de la Función Pública (SFP) emitió para que las dependencias del gobierno federal reduzcan en al menos 50% el gasto asignado.
  • Y la circular de la SHCP para “congelar” contrataciones nuevas.

Habría que añadir el decreto del 2 de abril para la extinción de fideicomisos, varios relativos a la ciencia y la cultura, entre los cuales se encontraba el Fideicomiso para el Fomento y la Conservación del Patrimonio Cultural Antropológico, Arqueológico e Histórico de México (Fideinah). Prieto presentó a la SC argumentos para no desaparecerlo, pero al final añadió que, si “no fuese posible”, se respetarán sus compromisos previos.

Este conjunto de disposiciones ha puesto al límite a la institución fundada por el general Lázaro Cárdenas en febrero de 1939. Lo cual provocó la movilización de investigadores y trabajadores, quienes a través de distintos medios, incluido el envío de tres cartas a López Obrador con la firma de más de 6 mil intelectuales, y en la plataforma Change.org (donde han logrado reunir­ 3 mil 752 firmas al cierre de esta edición) solicitan se revierta el recorte.

Han suscrito las cartas miembros de instituciones de investigación y educación superior, como la UNAM, El Colegio de México, la Universidad Autónoma Metropolitana, el CIDE, entre otros, y de vafrios países, como Alemania, Argentina, Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, Japón…

En cambio, Prieto admitió sin cortapisas la desaparición del Fideinah y la disminución presupuestal.

Ahora, en entrevista telefónica con Proceso, subraya que si se analiza “cuánto cuesta el INAH”, se verá que se están haciendo “esfuerzos y ajustes” para compensar. Y rechaza anticipar cifras:

“No puedo comprometer a las autoridades hacendarias a darme un recurso que todavía no he acordado, ¿me explico? Qué tal si le doy una cantidad y es más la que se puede conseguir. No, vamos por un instituto que salga bien, pero también que entiende que el Estado mexicano tiene prioridades muy específicas que atender, eso lo entendemos.”

–Entre ellas, el ser garante de la cultura y el patrimonio.

–¡Claro, imagínese! La cultura es parte de la vida de los seres humanos, somos una especie que subsiste en los mínimos requeridos para la supervivencia como especie biológica, pero también en la reproducción de universos culturales sin los cuáles no nos explicaríamos. Es ahí donde se articula el quehacer de toda la sociedad, por eso es prioritaria, pero también la vida humana, la salud, la supervivencia de los grupos y comunidades menos favorecidos que habitan el país, el vestido, el techo, la tierra.

La vida sigue

A decir de Prieto, la incertidumbre en el INAH seguirá pues se está en una situación inédita, pero asegura que continúa adelante con determinadas labores, como la atención al patrimonio en emergencia por incendios y tormentas en estados como Campeche, Tabasco y Chiapas, y el Programa para la restauración de los bienes culturales afectados por los sismos de 2017 (del cual presentó avances en un acto encabezado por López Obrador en Cholula, Puebla), al cual se suma ahora el diagnóstico para el patrimonio dañado por el sismo de la mañana del pasado 23 de junio.

En un mensaje transmitido por YouTube el miércoles 24, Prieto reiteró la petición del presidente de hacer mayores esfuerzos de ahorro y gasto, y continuar con sus labores sustantivas, lo cual consideró un “mensaje de tranquilidad y respaldo” al instituto. Sin embargo, “no aseguró revertir el recorte”, como consignó la reportera Niza Rivera para la agencia Apro.

¿Cuál es entonces la estrategia para garantizar que no falten los recursos, como insiste en afirmar?

En la entrevista con este semanario, realizada el lunes 22, subraya que trabaja con el respaldo del área administrativa y de finanzas de la SC, a cargo de Omar Monroy, para evaluar “la presión del gasto” e ir haciendo frente a las necesidades del instituto. Habrá gastos y acciones que ya no se podrán llevar a cabo, como algunas exposiciones, que no detalla. Se le pregunta qué se ha cancelado:

“Nada se cancela, la vida sigue, el instituto tiene 81 años de vida y no se le agotan sus horizontes en seis, ocho o nueve meses. Vamos a ver cómo reprogramamos las tareas. Cancelar suena un poquito complicado… es reprogramar, reorientar, ahora mismo estamos haciendo multitud de simposios, coloquios, seminarios y encuentros académicos en las plataformas virtuales.”

A decir suyo, cuentan con recursos para atender las actividades que se realizan en medio del confinamiento, y expresa su confianza en la comprensión y ayuda de la titular de Cultura, Alejandra Frausto, pues se necesitarán más apoyos. Hay requerimientos ineludibles y la idea es no abandonar las tareas sustantivas: investigación, conservación, difusión del patrimonio, que comprende también museos y zonas arqueológicas.

Cuando se le pregunta cómo harán para cumplir frente al recorte, indica que hay una confusión pues éste sólo aplica a servicios generales y gastos de operación, que no constituyen un porcentaje tan importante como el capítulo 1000 de servicios personales, el cual arrastra un déficit desde hace tiempo. Enuncia los criterios en la disminución: no afectar los contratos de los trabajadores de prestadores de servicios técnicos y profesionales de dicho capítulo, tampoco las prestaciones sociales, aunque no estén regularizadas ante la SHCP, y no afectar la operación sustantiva de la institución.

En ese sentido, menciona que no pueden dejar de atenderse programas como la protección legal y técnica de los patrimonios arqueológico, histórico y paleontológico. Sin embargo anticipa una reorganización general de los proyectos, que atribuye más a la “situación inédita de emergencia nacional” que a los problemas presupuestarios.

Por ejemplo, dice, ahora no se hace trabajo de exploración arqueológica, estancias etnográficas o proyectos antropológicos en las comunidades, pero se continúan labores de análisis de materiales, sistematización de información, elaboración de informes, clasificación de datos y planteamiento de hipótesis.

Acerca de los proyectos de campo, indica que se hará un análisis para ver si es “imprescindible” que se lleven a cabo este año o se postergan para el siguiente, pero “la vida sigue, los proyectos no son de un año y se acaban, son de largo aliento”.

No obstante, el pasado 31 de mayo el director del Proyecto Templo Mayor, Leonardo López Luján, declaró a este semanario que la pandemia metió el “frenazo” más duro de la historia a la investigación arqueológica, pero también señaló los problemas de austeridad, pues aunque su equipo trabaja con “tecnología de punta”, lo hace gracias a apoyos de otras instituciones nacionales y extranjeras, porque las tareas científicas han sido mermadas por “los bajos presupuestos que recibimos”.

Para Prieto son las medidas de confinamiento lo que detuvo ese proyecto, como el de las otras 194 zonas arqueológicas abiertas al público (Palenque, Chichén Itzá, Uxmal, Paquimé, etcétera), en donde se continúa con labores de mantenimiento, como el deshierbe y el chapeo. Considera “legítimo”, sin embargo, que los expertos del INAH se preocupen. Por ello la secretaria técnica, Aída Castilleja, se está reuniendo con las áreas sustantivas (investigación, conservación, monumentos históricos) para hacer ajustes y reprogramar acciones, “no porque no haya dinero, sino porque no se pueden hacer ahora, el parque vehicular se utiliza en menos de 25%, casi no hay vuelos nacionales, y las estancias internacionales se tendrán que reprogramar”.

Se debe abonar –añade– para hacer un análisis “ponderado, ecuánime, por supuesto exigente, sereno, cuidadoso, crítico, de gente apasionada que somos, del momento de emergencia… así se ha conducido la mayoría de los colegas cuando les explicamos cuál es la ruta, la estrategia a seguir”.

Exención, decisión y afectación

Al afirmar que no está cruzado de brazos, Prieto evoca su encuentro con López Obrador en Cholula el día 17:

“Nos tiene consideración como la gran institución que somos y siempre se expresa de manera muy entusiasta, muy comedida, del instituto. No hemos recibido jamás alguna clase de desdén, por el contrario.”

–¿Por qué entonces existe la percepción de que el recorte es brutal y pone al instituto al borde de una situación inédita?

–Bueno, pues es que si –como ha dicho algún periodista– me dicen que al INAH le van a quitar tres de cada cuatro pesos, suena mucho, ¿me explico?

No son los periodistas, se le revira, pero insiste en que se deben revisar los números y en que es legítimo que la comunidad académica se preocupe, porque “ciertamente vivimos una situación que nunca había vivido el INAH, en eso tienen razón los compañeros…”. La diferencia, expresa en el tenor de los discursos de López Obrador, es que antes se ayudaba “a los más ricos, a los banqueros, y normalmente se le quitaba a la cultura, ahora hay otra manera de abordarlo, yo no estoy calificado para analizarlo, yo le estoy asegurando que no se va a afectar, el INAH va a poder seguir adelante”.

–¿Qué pensó cuando Hacienda y la Secretaria de Cultura le dieron a conocer este recorte? Dice que ha tenido buenos acercamientos con el presidente, ¿le ha podido decir algo?

–No, he tomado nota de que son disposiciones para la Administración Pública Federal en su conjunto, no hay ninguna disposición directa que diga “recorten al INAH”. Ahorita lo que buscamos es que nos ayuden, y lo que hemos platicado con la secretaria Frausto son las consideraciones con las cuales sería posible acometer un esfuerzo presupuestal.

–Aunque sean disposiciones para toda la administración, por la especificidad del INAH, encargado del patrimonio arqueológico, histórico, museos, investigación antropológica, histórica, bibliotecas, ¿no pidió en algún momento a los secretarios de Hacienda y Cultura exentarlo del recorte?

–Es una posibilidad que hemos considerado, pero no es nuestra decisión.

Piensa que los trabajadores del INAH, en su carácter de ciudadanos, pueden expresarse públicamente con toda libertad y sugerir esas medidas, pero a él como autoridad no le corresponde introducirse en discusiones de orden presupuestal, fiscal o de la función pública, “le corresponde a otras áreas y dependencias, yo trabajo con ellas, les doy argumentos y ellos lo resolverán”.

–¿A que autoridad le correspondería entonces negociar con Hacienda?, ¿a la secretaria Frausto?

–No, nosotros estamos acompañados de la Secretaría de Cultura haciendo las gestiones con Hacienda, cuando éstas den lugar a una concreción presupuestal, se sabrá. Por ahora estamos trabajando desde abril para que ellos conozcan y reconozcan la presión del gasto. De hecho la conocen, saben la necesidad de dotar al instituto de un presupuesto que atienda sus necesidades materiales, de servicios profesionales, gastos básicos, atención a su personal que, en buena parte, son mujeres.

Sin comparación

Se le comenta que la directora del Instituto Mexicano de Cinematografía, María Novaro, con el respaldo de sólo tres personajes (los cineastas Guillermo Del Toro, González Iñárritu y Alfonso Cuarón), defendió al cine. Él (que tuiteó para pedir que no desapareciera Fidecine) aceptó la cancelación del Fideinah y el recorte presupuestal.

Opina que Fideinah no era un fideicomiso importante (si bien el antropólogo Bolfy Cottom detalló sus funciones en estas páginas el 27 de abril pasado) e insiste en que él se encargará de que no falten los recursos:

“A mí lo que me toca es que el instituto salga adelante, no me interesa mi promoción personal ni aparecer como alguien valeroso, me interesa el resultado, que el instituto salga bien, de eso me haré cargo, no tenga duda.”

Con dos recuerdos concluye la entrevista: Cuando en 1983 autoridades del INAH se unieron a los trabajadores para defender el patrimonio que sería afectado por el trazo de la línea 8 del Metro, que finalmente se modificó, y la renuncia, en 1952, del poeta mexicano Jaime Torres Bodet a la dirección de la Unesco por desacuerdo con una disminución presupuestal que no ayudaría a las labores esenciales del organismo de buscar la paz.

–¿Llegaría usted a alguna de esas situaciones?

–Mire, pues, esas decisiones se toman cuando se toman, uno no debe anticipar vísperas. Uno tiene principios y le acabo de expresar un compromiso: que el INAH salga adelante… Soy un profesionista, un académico de principios, mi tarea es llevar adelante esta institución que es muy importante para la sociedad, y también para el Estado y el gobierno mexicano.

“No me imagino haciendo otra cosa, ya las decisiones que implique un escenario, las posibilidades, las tendremos que ver. No me gusta compararme con nadie, pero creo que hay una ética de la responsabilidad.”­

Reportaje publicado el 28 de junio en la edición 2278 de la revista Proceso.

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