CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El gobierno federal respondió con “frialdad” y falta de “conocimiento económico” ante la crisis desatada por la pandemia de covid-19: aparte de aplicar una política fiscal “muy mala”, su estrategia está “castigando” el trabajo formal, mientras que la gente “está estrangulada” entre la inflación en alimentos y las tasas de hipotecas “todavía muy altas”, según Carlos Urzúa Macías, el primer secretario de Hacienda y Crédito Público de la administración de Andrés Manuel López Obrador.
“El estilo personal de gobernar del presidente es muy autoritario y él, en particular, creo que tiene menos interés en escuchar a economistas que el que mostraban muchos presidentes anteriormente”, sostuvo el economista, en una amplia entrevista que concedió al diario español El País —el cual estrena estos días su edición mexicana–, y abundó: “Creo que es un poco por ignorancia, con todo respeto para el presidente, él no tiene por qué saber mucho de economía, la verdad”.
En la entrevista, Urzúa lamentó varias decisiones del mandatario –como la cancelación el aeropuerto de Texcoco, que él calificó la “peor decisión de todas”– y la “ignorancia absoluta” con la que el presidente, pero también Manuel Bartlett Díaz y Rocío Nahle García, hablan de “autosuficiencia energética”.
De hecho, Urzúa estimó que la “aversión” del mandatario por las energías renovables se debe en parte a que “está obsesionado con Pemex”, y que Bartlett, pese a su “desconocimiento absoluto acerca de la compañía de electricidad” es un hombre “sumamente astuto” que, “en cierta medida, creo yo, refleja parte de lo que siempre fue López Obrador: fue un priista cuando era joven, pero un priista setentero, que tenía estas ideas de Echeverría, de López Portillo”.
Pese a encabezar una economía “muy neoliberal”, López Obrador y el partido Morena usan la palabra “neoliberal” como un insulto, de una manera que Urzúa califica de “absurda”.
“Es decir, en lugar de decir ‘pendejo’ o ‘chinga tu madre’, dice ‘neoliberal’ porque él generalmente no dice malas palabras”, estimó, y abundó: “De hecho, nosotros somos una economía extraordinariamente abierta para estándares internacionales y dependemos totalmente del comercio exterior”.
Respecto a la cancelación del aeropuerto de Texcoco, Urzúa criticó de nuevo al mandatario:
“¿Por qué lo hizo? La verdad, no sé, pero fue una muy mala decisión. Creo que fue la peor decisión de todas, junto con su discurso, que la verdad también… Él ya había ganado y ya era presidente. No entiendo todavía este discurso diario que es tan polarizante, tan maniqueo, ¿no?, que simplemente no le ayuda a un presidente en ningún lado, ni siquiera a Trump en Estados Unidos”.
La economía ya estaba mal
De manera general, aseveró que la economía mexicana ya estaba en mal estado antes que la pandemia de covid-19 arrasara con ella: primero, porque “simplemente no hay dinero” en las arcas del gobierno federal y de los estatales –debido a la baja recaudación fiscal–, y segundo, porque se cayeron las inversiones privadas y públicas en 2019, “por una falta de confianza en el gobierno federal”.
La falta de recursos, añadió, acelerará un “enfrentamiento que está germinando” entre gobiernos estatales y el gobierno federal, el cual “eventualmente se va a dar, muy pronto”, pues los ingresos sobre impuesto sobre la renta y el IVA se desplomaron durante el confinamiento, lo que a su vez reducirá de manera “dramática” las participaciones federales a las entidades federativas.
Aparte, el gobierno tiene a la vuelta de la esquina el “asunto de las pensiones”, que es una “bomba de tiempo que va a estallar”, según el exfuncionario, quien renunció mediante una carta pública en la cual denunció la “imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública” por parte de “personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés”.
En la entrevista con el periódico, Urzúa aseveró que “si tú quieres ser un país que de manera, digamos, ordenada pueda progresar, donde la justicia misma sea evidente en el trato diario por parte del gobierno a sus ciudadanos, donde haya grandes oportunidades de educación, de salud, etcétera, pues tienes que tener una cierta cantidad de dinero y México no la ha tenido”.
Entre otros, señaló que la tasa de recaudación en México es apenas del 14% del PIB, lo cual “es demasiado poco dinero para la magnitud de los problemas que enfrenta (el país)”; también resaltó que, en lugar de alcanzar el 25% en 2019, como él aspiraba, la inversión cayó a 20.2% del PIB en 2019, “por una falta de confianza, me parece a mí, en el gobierno federal”.
Decisiones infundadas
El exsecretario deploró que López Obrador repitiera “todo el tiempo” que “no quiere impuestos”, pues México necesita de una mayor recaudación.
“Una de las razones por las que lo hizo fue obviamente para ganar votos”, analizó, al agregar que el mandatario toma decisiones económicas basadas en “ideas que no tienen mucho fundamento”, como la idea de que la deuda pública era producto exclusivo de la corrupción y de los lujos que imperaban en el gobierno.
Sostuvo que López Obrador observa el sector económico a través del antecedente del rescate bancario tras la crisis de 1994, y que por ello se negó en apoyar a las empresas durante la crisis del covid-19.
“Yo creo que él se ha confundido, con todo respeto, no entendió realmente la petición de las empresas. Una cosa es que venga a pedirte el sector financiero que lo rescate y otra cosa es que venga el sector real a decirte: “¿Sabes qué? Ayúdame a que no tenga que despedir a tanta gente. Ayúdame con costos de seguridad social, costos laborales”, abundó.
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