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Marcados por violencia, unidos por la paz y abucheados por “simpatizantes de AMLO”
Los integrantes de la Caminata de la Verdad, Justicia y Paz recorrieron 86 kilómetros por carreteras y avenidas con la consigna de hacer un llamado a la unidad de la sociedad mexicana para reconciliarse y exigir juntos verdad, justicia y paz, en medio de la crisis de violencia más aguda de los últimos años en México.
Pero en la última parada de este recorrido encabezado por Julián LeBaron, activista y familiar del grupo de mujeres y niños asesinados en noviembre de 2019 en Chihuahua; y Javier Sicilia, poeta y líder del movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, fueron recibidos en el Zócalo de la Ciudad de México con insultos y rechiflas por un grupo que se identificó como “simpatizantes de AMLO”.
Los gritos iban desde “vende patrias”, “es un honor estar con Obrador” “LeBarón amigo de Calderón” y “chillones”, pero escalaron hasta tratar de evitar que la caravana, conformada por víctimas y familiares de desaparecidos o asesinados en los últimos años, avanzará hacia el templete dispuesto frente a Palacio Nacional en donde darían el mensaje final.
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Aunque los integrantes de la comitiva respondieron con silencio y el puño levantado – una señal que se hizo popular en los trabajos de rescate después del sismo de septiembre de 2017-, la tensión no cedió y los supuestos simpatizantes del presidente en turno de México arremetieron incluso contra los reporteros que cubrían la marcha con gritos y empujones.
Ya en el templete Adrián LeBarón recordó a los presentes en el Zócalo a gritos interrumpidos por el llanto que el primer paso para la paz es la reconciliación.
“No somos chairos, ni fifís, ni conservadores, ni de izquierda o derecha. Somos seres humanos luchando por vivir. Ya no queremos sobrevivir, por eso grito a ustedes, al gobierno, al país entero, el primer paso para lograr la paz es la reconciliación. La guerra nace en la cabeza, la paz nace en el corazón. Te amo México, te amo mexicano, mexicana”, gritó el integrante de la familia que cruza el país en exigencia al esclarecimiento del asesinato de nueve de sus integrantes a manos de integrantes del crimen organizado.
No se trataban de palabras ligeras, el contingente que salió de la Estela de Luz a las 9:30 de la mañana estaba integrado por los familiares de las mujeres y niños provenientes de una de las comunidades más acaudalada de Chihuahua, jóvenes manifestantes con el rostro a medio cubrir originarios de Chilapa de Álvarez, Guerrero; madres del colectivo Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco (Fundej), colegas del periodista Javier Valdez asesinado en mayo de 2017 y padres de familia con camisetas en las que se dibujaba el rostro de uno de sus integrantes desaparecido o asesinado.
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“En Chilapa de Álvarez no se vive con tranquilidad, mucho menos los indígenas. La masacre que hubo apenas de 10 músicos asesinados, y queremos justicia por ellos porque somos un pueblo unido, también queremos justicia por los niños que se levantaron en armas”, afirma un joven que sostiene la manta con los rostros de los músicos asesinados y que cubre su rostro.
Sé trataba de un colectivo heterogéneo, pero con un elemento en común, todos están marcados por la violencia y la impunidad descontroladas en el país.
“Hace años que no tengo una respuesta, por más que busco, hago y han pasado tres gobiernos y no me dicen que pasó con mi hijo”, afirma María Guadalupe Aguilar, madre de José Luis Arana desaparecido en enero de 2011, e integrante de Fundej.
La Caminata también abrazo diversas causas, la de los 49 niños fallecidos en un incendio ocurrido en una Guardería de Sonora en 2009, el rescate de los cuerpos de los mineros atrapados en una mina de Pasta de Conchos, Coahuila en 2006, y la desaparición de los 43 estudiantes de la normal rural Isidro Burgos en Iguala en 2014, toda vez que la Caravana paró en cada uno de los antimonumentos apostados en Paseo de la Reforma y grito diez veces “Paz, Justicia, Verdad”.
Al final del recorrido, la bandera de México marcada por balazos y sangre que fue al frente del contingente en todo momento entró a Palacio Nacional, junto con una comitiva de 10 integrantes de la marcha y un documento elaborado por expertos en justicia transicional. Era el símbolo del país marcado por la violencia, un país urgido de paz.
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Marcados por violencia, unidos por la paz y abucheados por “simpatizantes de AMLO”
María Fernanda Navarro
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