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Los clichés que matan la creatividad y perjudican los negocios
Los sueños que tenemos cada uno de nosotros ponen al descubierto los colores y las complejidades de nuestros anhelos. Ponemos a girar nuestra mente, imaginamos proyectos que están llenos de rostros, objetos, ideas que creemos conocer y reconocer. Cuando nos sumergimos en estos sueños, es tan honda la impresión que nos causa la ilusión de poderlos concretar que casi hasta los podemos tocar. No obstante, nos topamos con juicios que nos tratan de destruir ese anhelo, que buscan romper la confianza y que nos dan razones de por qué no que terminan pinchando la esperanza que se desinfla como un globo al que se le sale el aire. Muchos de esos juicios son terribles lugares comunes, estereotipos que no tienen sustento y que de tanto repetirse, llegamos a creer que son verdades sólidas. Por fortuna, no lo son.
No me quejo de aquellos que nos advierten sobre la ingenuidad de algún proyecto. Es verdad, podemos caer en la trampa de endulzarnos el oído con la magnificencia de nuestras palabras y eso es peligroso. No. No me refiero a esas personas que son como el personaje central del cuento “El traje nuevo del emperador”, que obnubilado por su ilusión sale a desfilar en medio de su pueblo totalmente desnudo. Evidentemente, el protagonista hubiera deseado que alguien le advirtiera sobre la locura de su proyecto. Cuando pienso en los clichés que matan la creatividad y perjudican los negocios, me refiero a esas ideas prejuiciosas que apagan proyectos.
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Por ejemplo, pienso en todas aquellas ideas que hay sobre la edad productiva de las personas. Recientemente, vi en alguna serie de televisión como se personificaba a un grupo de profesores de universidad que eran los decanos. Los caracterizaban como viejos macilentos que se quedaban dormidos en medio de la clase y que estaban impedidos para comunicarse con los jóvenes y, desde luego, no tenían capacidades para relacionarse con los avances tecnológicos. Me sorprendió ver que la edad que le adjudicaron a esos maestros era de sesenta años. Me llamó la atención ver como se les dibujaba como personas decrépitas sin ninguna capacidad creativa, sin darle valor a su experiencia y por supuesto, carentes de ilusiones y sueños.
Apenas me recuperaba de esta impresión, cuando vi una entrevista que me devolvió la mente al centro. Se trataba de una plática que se entabló con Aliko Dangote, el hombre más rico de África. El hombre estaba dando a conocer proyectos de expansión que pensaba llevar a cabo en Europa y Estados Unidos. En pantalla, aparecía un hombre pulcro y vital; un empresario inquieto que traía entre manos planes para crecer. Vi a una persona sana, energética, en control de la situación y con una claridad de ideas que puede ser la envidia de cualquiera.mEs un empresario con mirada inquieta, alerta y listo para seguir a ritmo acelerado para conseguir sus metas. Si Dangote se hubiera tragado la píldora de la decrepitud, hoy no estaría considerado por Forbes como una de las personas más ricas del mundo.
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Aliko Dangote es una persona que derrumba todos los clichés que podrían haber frenado sus sueños. No ha permitido que nadie le diga que no se puede ni se ha tragado los juicios estereotipados que pesan como verdades sólidas sin serlo. El magnate africano nació el diez de abril de 1957. Es nigeriano, comenzó con una pequeña empresa comercial en el año 1977. En sus inicios, su principal actividad era la compra venta de artículos y, con el tiempo, el éxito fue tal que comenzó a manufacturar sus productos. En la actualidad, es presidente de su propio consorcio empresarial. Entre las actividades que lleva a cabo Grupo Dangote se incluyen: el procesamiento de alimentos, la fabricación de cemento y el transporte de mercancías. El grupo tiene contratado alrededor de 25.000 trabajadores en Nigeria. Además, su actividad no se centra sólo en su país, ya que ha ido adquiriendo licencias mineras desde Kenia hasta Zambia y construyendo fábricas de cemento en dieciséis países africanos. No en balde es conocido como “el rey del cemento”.
La historia de Aliko Dangote esta llena de ejemplos que rompen con los clichés que únicamente habrían perjudicado sus negocios. Primeramente, no es la típica historia de un hombre pobre que se vuelve millonario de la noche a la mañana. No nos equivoquemos, Aliko proviene de una familia acomodada nigeriana. Después de quedar huérfano de padre a la edad de 8 años, su tío se hizo cargo de su educación. Este tíofue la persona que le ofreció su primer préstamo que convirtió en el mayor conglomerado de negocios de África. Es decir, estamos frente a un personaje inteligente que sabe distinguir ventanas de oportunidad y para ello, la edad no es un obstáculo, tal vez sea una ventaja.
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Aliko Dangote es un hombre sensato, reconoce que ser la persona más rica en el continente más pobre del mundo es, cuando menos, curioso. Ahí rompemos otro estereotipo, las oportunidades brotan en cualquier sitio, sin embargo, hay que perseverar y poner atención para saberlas detectar. Pero nada es casual, Dangote también afirma que su posición conlleva mucha responsabilidad. Igualmente defiende que el grupo Este nigeriano sexagenario está creando muchas fuentes de empleo. La manera de funcionar de las empresas difiere de otras empresas africanas puesto que el dinero nunca está en el banco, sino que se invierte continuamente. Es un emprendedor infatigable.
Para darnos cuenta de la dimensión que tiene este empresario, Grupo Dangote importa 400.000 toneladas de azúcar al año, que representa alrededor el setenta por centro de las necesidades totales de Nigeria. Es un proveedor muy importante para fabricantes de la talla de Coca-Cola, Pepsi Cola y Seven-Up en Nigeria. Asimismo, importa aproximadamente 200.000 toneladas de arroz al año, así como cemento y fertilizantes y materiales de construcción. Es propietario de tres grandes barcos de pesca con una capacidad de 5.000 toneladas. Entre las exportaciones se encuentran productos como algodón, cacao, nueces de anacardo, semilla de sésamo, jengibre y goma arábiga a varios países a nivel mundial.
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Imagino que el señor Aliko Dangote no se dejó atrapar por esos estereotipos dañinos que dicen a qué edad hay que dejar de invertir, de crear, de innovar, de trabajar y de soñar. Lo imagino asumiendo los sueños como metas reales, como proyectos realizables a los que les da un momento para empezar, parámetros para evaluar, presupuestos para respaldar, fechas de entrega y no prejuicios que matan creatividad y perjudican los negocios. Me alegro de tener ejemplos de vitalidad que derrumban ideas preconcebidas. No, el mundo de los negocios no siempre es un terreno dulce lleno de paisajes luminosos, también hay días lluviosos y ocasiones en las que llueve sobre mojado. Pero, el éxito no llega si no le damos oportunidad a la creatividad para probar. Hay riesgos, sí. No obstante, la oportunidad que se mata por juicios y clichés sí están destinados al fracaso. Eso sí está claro.
Contacto:
Correo: ceciliaduran@me.com
Twitter: @CecyDuranMena
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Los clichés que matan la creatividad y perjudican los negocios
Cecilia Durán Mena
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