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Reforma al Código Penal de CDMX: Persecución a las OSC
Mucho se habla de las cortinas de humo que los políticos pueden implementar para que ciertos temas en agenda pasen desapercibidos mientras otros cobran mayor relevancia, aunque sea difícil de creer justo en este momento estamos viviéndolo. Durante el proceso electoral pasó desapercibida una reforma al Código Penal de la Ciudad de México.
¿Sabemos qué implica? En palabras simples que los directivos y administradores de una asociación civil que reciban fondos, recursos o apoyos públicos en la capital del país serán considerados servidores públicos y pueden ser juzgados como tal.
Detengámonos un momento a pensar qué implica este cambio. Este “ajuste” es totalmente punitivo y refuerza la estigmatización hacia las organizaciones que, de por sí ya existe ¿qué está pasando? Basta con analizar los discursos matutinos diarios que el presidente hace en su tribuna.
¿Podría ser más clara su intención? Acabar con las organizaciones de la sociedad civil. Equiparando a sus líderes con funcionarios públicos los vulnera a ser acusados por mal manejo y ¿bajo el criterio de quién? En este sentido y bajo este contexto de persecución parece ser que las intenciones son dos: cerrar organizaciones o acusar a líderes de corrupción para meterlos a la cárcel.
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Realmente me pregunto si como sociedad no vemos la intención de esta nueva reforma tan solo por el simple hecho de que se quiere hacer un símil entre los directores de las asociaciones con los servidores públicos, en la práctica ya se hacía o se equiparaba de cierta manera, pero ponerlo de forma explícita sumado a todas las demás acciones del gobierno de la Ciudad de México y Federal nos habla de un mensaje muy claro y contundente no queremos a las organizaciones de la sociedad civil y haremos todo lo posible por acabar con ellas.
¿No hemos aprendido lo suficiente que las acciones punitivas carecen de funcionalidad? Hemos comprobado a través de los años que tener gobiernos y leyes punitivas son una completa falacia, no resuelven el problema de fondo ¿hay dudas? Solo debemos un vistazo a las acciones que hoy todavía nos impactan, ¿se está dando el seguimiento pertinente para que los responsables de lo ocurrido con la línea 12 del metro rindan cuentas?
El gobierno actual sólo nos da discursos ambiguos con la intención de confundir a la opinión pública y sinceramente lo que preocupa más de esta situación es que exista quien, dentro de la sociedad civil, no perciba lo mal intencionado y violento de su actuar.
¿A qué me refiero? Regresemos al ejemplo de la línea 12 del metro, en cualquier otro lugar del mundo el o la directora del metro hubiera renunciado para dejar que se llevara a cabo la investigación, el o la gobernante de la entidad hubiera tomado responsabilidad; sin embargo, en México, todavía hasta el día de hoy la impunidad impera ante este lamentable suceso. La impunidad que tanto lastima y lacera a nuestro país en todos los ámbitos. Ellos están midiendo tiempos políticos y fuerzas políticas para decidir quién será “designado” el culpable. Visto lo visto probablemente sea el albañil o el herrero que pasaba por ahí.
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Las pasadas votaciones fueron una gran demostración de impulso democrático, los líderes gubernamentales deben recordar que son servidores públicos, la centralización de su poder tambalea ante nuestro voto responsable y el seguimiento, es por eso, que es tan importante que no nos deslindemos de nuestra posición ciudadana y no seamos simple receptores, exijamos justicia, legalidad y transparencia.
Hoy levantemos una vez más la voz por la persecución de la que están siendo víctimas las organizaciones de la sociedad, no sólo en esta reforma sino en las acciones del día a día del gobierno. Es importante que quede claro que no es malo reformar leyes, por el contrario, cuando estas se vuelven obsoletas no sólo es necesario, sino que es una obligación, pero también debemos saber frenar las que busquen y tengan como única intención ser instrumentos de control político.
Pensemos en el número de asesinatos, así como amenazas a periodistas y activistas de derechos humanos. Ya todo el panorama completo se vuelve realmente preocupante.
Tengo miedo, pero no de las acciones que toma el presidente, sino de la falta de acciones de la sociedad, de la pasividad con la que observamos como se destruyen años de trabajo para lograr mecanismos de rendición de cuentas y organizaciones fuertes. De que, como sociedad no despertemos a tiempo para recordar que en una democracia el poder es del pueblo, pero también es nuestra obligación vigilar y levantar la voz ante las injusticias o los hechos que ponen en peligro la libertad de nuestro país. ¡Despertemos!
Sobre la autora:
Jimena Cándano, actualmente es la Directora Ejecutiva de la Fundación Reintegra.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.
Reforma al Código Penal de CDMX: Persecución a las OSC
Jimena Cándano Conesa
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