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¿México apostará por la energía nuclear? El gobierno de AMLO deja ver que sí
La energía nuclear en México y el mundo siempre provoca miedo. Pese a que ya son décadas de trabajo e investigación los que la sustentan, sigue quitándole el sueño a millones de personas, por los efectos devastadores de la radiación en la salud humana y el medioambiente. Durante 2019, la serie Chernobyl (a pesar de las imprecisiones técnicas que arrastra) reavivó este temor, al exhibir la incompetencia de la ex Unión Soviética para remediar un grave accidente nuclear en una de sus plantas.
La central nuclear Vladímir Ilich Lenin, en el norte de la actual Ucrania, fue diseñada para la producción de plutonio, usado en armas nucleares y como combustible para reactores, y generaba electricidad como un subproducto, por lo que sería más adecuado considerarla una planta química donde se intentó hacer una prueba operativa en la red eléctrica, para la cual no estaba diseñada, y que, derivado de otros errores operativos y políticos, causó el desastre medioambiental más grande en la historia del planeta.
“De acuerdo con nuestras reglas, un reactor tipo Chernóbil simplemente no sería autorizado en México”, dice, en entrevista, el director general de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS), Juan Eibenschutz Hartman, quien considera un “insulto” el tratamiento técnico del accidente narrado en la serie producida por HBO.
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El desastre soviético frenó, sin duda, la construcción de centrales nucleares en el bloque comunista, pero no su operación en Estados Unidos, Francia, China y, poco después, en nuestro país.
En el mundo funcionan 450 reactores nucleares, en 30 países. Esta tecnología genera 11% de la electricidad mundial. Incluso tras el accidente de la central de Fukushima, en 2010, actualmente hay 55 reactores más en proceso de construcción, de acuerdo con el Organismo Internacional de Energía Atómica de las Naciones Unidas.
El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha manifestado su interés en aprovechar esta polémica fuente energética limpia.
En septiembre de 2019, la secretaria de Energía, Rocío Nahle, dijo que el país debería realizar un estudio para aumentar la generación eléctrica con fuentes nucleares. La funcionaria admitió que el gobierno no ha comunicado bien su uso (que es exclusivo del Estado mexicano), en parte, por los desastres de Chernóbil, en Ucrania, y Fukushima, en Japón. “Decimos ‘nuclear’ y nos da miedo”, mencionó.
LAGUNA VERDE EN LA MIRA
México tiene dos reactores en la central nucleoeléctrica de Laguna Verde, diseñada en 1977. Éstos entraron en operación comercial en 1990 y 1995. Construidas por General Electric, ambas unidades tenían originalmente una capacidad instalada de 675 megawatts (MW) y fueron repotenciadas a 800 cada una. Desde entonces, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) opera la central, ubicada en Veracruz, la cual genera casi 4% de la electricidad del país.
Las inversiones iniciales de construcción son elevadas. Un reactor nuclear de 1,400 MW requiere 7,000 millones de dólares (mdd) aproximadamente.
Esta cifra casi equivale al presupuesto total que destinará el gobierno de López Obrador al proyecto insignia de su sexenio: la refinería de Dos Bocas.
El costo operativo, sin embargo, es bajo. Cada gigajulio generado en una central nucleoeléctrica no rebasa un dólar, mientras que el precio en una planta de ciclo combinado de gas natural y vapor oscila entre tres y cuatro dólares; con diésel, la cifra sube a 20. Las recargas de combustible nuclear se realizan cada 18 meses y sólo se reemplaza una tercera parte.
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La CNSNS, con facultades para detener la operación de la central nuclear en caso de emergencia, considera que no existe ninguna
instalación hecha por el hombre 100% segura, pero Laguna Verde lo es tanto como cualquiera otra planta del mundo, y, en caso de una emergencia, el riesgo máximo de contaminación radioactiva abarca un radio de 16 kilómetros.
Aunque dijo que no ha habido incidentes graves, Eibenschutz Hartman reconoció que, recientemente, hubo una contaminación radioactiva de trabajadores en la planta, por lo que despidieron al empleado responsable, además de que está en camino una sanción a CFE, la cual será definida este mismo año, pero no por el incidente, pues, según el regulador, los niveles de exposición radioactiva están dentro de los rangos permitidos, sino por un intento de distorsionar la información de los hechos por parte de los encargados.
ENERGÍA NUCLEAR EN MÉXICO, RIESGOS POLÍTICOS Y SOCIALES
El director ejecutivo de Greenpeace México, Gustavo Ampugnani, recuerda que los países europeos están cerrando centrales nucleares y están incentivando la generación eléctrica por medio de las energías de fuente solar y eólica, principalmente.
Si la política del gobierno mexicano consiste en incrementar la capacidad de generación eléctrica, debería enfocarse en fuentes renovables, pues la nuclear ha demostrado ser “peligrosa, riesgosa y cara”, menciona el representante del grupo ambientalista. Incluso, propone la creación de una empresa nacional de energías renovables alineada con los objetivos de soberanía energética del presidente.
El regulador nuclear considera que no hay condiciones para instalar más capacidad nuclear en nuestro país, debido a que no hay personal suficiente para vigilar las operaciones; pero tampoco sería un problema porque ello se resuelve con más presupuesto, que actual- mente ronda los 120 millones de pesos: requeriría al menos el triple, para contratar al personal supervisor calificado.
La empresa que dirige Manuel Bartlett reveló, en diciembre de 2019, que elabora un estudio para la instalación de cuatro reactores más en nuestro país: dos en Laguna Verde y el resto en alguna parte de la región del Pacífico.
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“Esperamos que, dentro de unos seis u ocho meses, hayamos convencido de que el estudio es factible y se le pueda presentar tanto al director de la CFE, como a la Presidencia de la República”, declaró el coordinador de Generación Termoeléctrica de la empresa estatal, Héctor López Villa- rreal, en diciembre pasado.
Forbes México consultó a CFE sobre el tema, pero no obtuvo respuesta antes del cierre de esta edición.
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Arturo Solís
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