CIUDAD DE MÉXICO (apro).- A más de seis meses de declarada la alerta por la pandemia de covid-19, la situación en la que se encuentran migrantes en materia de salud “han empeorado”, sin que hasta ahora se dé una respuesta para atender a la población en condición de movilidad, alerta Loïc Jaeger, director de Médicos Sin Fronteras para México y Centroamérica.
En entrevista, el representante de la organización humanitaria destaca que desde que en México se decretó la alerta sanitaria por la pandemia, MSF reforzó el trabajo que llevaba a cabo en la frontera norte, en la Ciudad de México y en la Sierra de Guerrero, en tanto que desplegó personal de salud en la ruta migratoria al sur del país.
Con una distribución de entre 400 y 500 profesionales humanitarios para apoyar en la batalla contra el covid-19 en México, Jaeger resalta que antes del brote del coronavirus, MSF ya tenía personal en Tijuana, Reynosa y Matamoros, “atendiendo a la población migrante y porque sabíamos que esta población iba a ser muy afectada y no necesariamente muy tomada en cuenta a la hora de planear la respuesta a covid”.
Con la atención y tratamiento de 332 pacientes que resultaron positivos por covid-19, en lo que va del año, 111 en Reynosa, 83 en Matamoros y 138 en Tijuana, MSF ha sufrido un considerable impacto por la pandemia al ver reducidas sus consultas médicas y de salud mental en este año.
Jaeger resalta que mientras en 2019 la organización humanitaria tuvo consultas médicas del orden de 37 mil y 11 mil de salud mental, en lo que va del año ha ofrecido 2 mil 756 consultas médicas, mil 393 iniciales y mil 360 de seguimiento, en tanto que, en materia de salud mental, de enero a agosto, MSF brindó 3 mil 171 consultas, de las cuales 2 mil 863 fueron presenciales y el resto vía telefónica.
Para Jaeger, la caída en los registros de consultas se explica por factores como “el miedo, que los servicios se cierren -nosotros limitamos la consulta médica general para no ser un espacio de contaminación- y los llamados de las autoridades de dejar los espacios para pacientes covid, y en muchos lugares, más en Guatemala que en México, las autoridades cerrando hospitales para declararlos centros covid”.
Apunta que, si bien la organización tiene presencia en la frontera con Estados Unidos y cubre la ruta migratoria, no sólo han atendido a la población en movilidad sino a mexicanos que solicitan sus servicios.
MSF impulsa una campaña titulada “Salvar vidas es nuestra vida”, que resalta la labor de los 60 mil trabajadores humanitarios -500 de ellos en México-, distribuidos en más de 70 países, que ayudan a poblaciones vulnerables, víctimas de catástrofes naturales o provocadas por los humanos y de conflictos armados.
Con 12 años en MSF, Jaeger destaca que, por la expertise de la organización en la atención de pandemias como el ébola, aunado a que desde que empezó el brote del covid-19 en China, miembros de la organización trataron la enfermedad, el personal médico de la organización dio apoyo técnico en la Ciudad de México y en otras entidades.
“Cuando covid llegó a México teníamos una expertise que compartimos con otros profesionales de salud, con albergues para personas de calle, con albergues para migrantes, y hospitales para ayudarles a organizarse para poder atender a pacientes covid”, cuenta el director de MSF, quien en 2013 trabajó como médico humanitario durante la guerra en Siria.
En comunidades, MSF proporcionó apoyo directo “a lo largo de toda la ruta migrante y en la Sierra de Guerrero, hasta Michoacán, en estas comunidades aisladas y afectadas con la violencia, y con la pandemia, nos dimos cuenta que nada iba a llegar allá”.
De la experiencia del personal humanitario durante los últimos seis meses que ha durado la pandemia, Jaeger puntualiza que “la situación de los migrantes ha empeorado” debido a que “los servicios que reciben en México son proporcionados por la sociedad civil, muy a menudo son pequeñas organizaciones que trabajan con voluntarios y que tienen albergues comedores, a lo largo de la ruta”.
Destaca que esas organizaciones no tenían fondos para adecuar sus instalaciones para continuar dando apoyo a los migrantes “sin riesgo de ser un foco de contaminación, y en esto no hubo ningún plan de apoyo por parte de las autoridades, para que las organizaciones continuaran y adaptaran sus servicios”.
Explica que en Matamoros, la situación “sigue catastrófica” en la zona que se ha destinado para las personas migrantes que esperan en México el resultado de sus trámites de asilo en Estados Unidos.
“Recordemos que es como un campo de refugiados. La gente vive en tiendas, así que hablar de aislamiento en estas condiciones no es posible; además ellos viajaron la mitad del continente para ir a Estados Unidos y ahora no saben si sí o si no van a tener la posibilidad de entrar y tampoco pueden volver de donde venían, porque si se fueron es porque la situación era dramática y ahora con covid aún más, sin contar con que algunos países no les dejan entrar”, comenta.
El director de MSF resalta que entre las posiciones políticas que incentivaron la crisis de la pandemia en el ámbito migratorio, resalta el uso de la enfermedad para “atacar aún más los derechos internacionales en términos de desplazamiento forzado de población, esto fue muy claro en Estados Unidos que aprovechó sin ningún argumento científico o prueba acusando que los migrantes iban a llevar el virus a su país, por lo que aumentaron mucho las deportaciones”.
Apunta que en los primeros meses de la pandemia, en México también aumentaron las deportaciones, “y eso lo hemos condenado muy fuerte porque hemos visto las consecuencias, que además estas deportaciones se hacían sin ningún control y tuvimos casos de personas deportadas con covid que llegaban hasta Guatemala o El Salvador, y esto es lo peor en una situación de pandemia, cuando todo mundo intenta limitar los movimientos, lo que se haces es propagar la enfermedad”.
Loïc Jaeger insiste que en este duro periodo en que la pandemia trastocó el mundo, “muchos mexicanos pudieron entender mejor y convivir con médicos que están realizando actividades médicas y médico humanitarias como parte de MSF”.
El médico humanitario advierte que el objetivo de la nueva campaña “Salvar vidas es nuestra vida”, es buscar “el reconocimiento y el interés de los mexicanos por la labor de los trabajadores humanitarios de MSF en México y en el mundo”.
Loïc Jaeger lanza un llamado a solidarizarse con los profesionales de MSF, “que cada día toman riesgos, viven lejos de su familia para salvar vidas, que no esperaron al covid para ponerse en la primera línea y atender a los que lo necesiten, no solo en México sino en 70 países en el mundo y desde hace más de 50 años”.
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